miércoles, 14 de noviembre de 2012

Despedida en Rojo...


Entre el verde del bosque,y el amarillo del trigo, mi paseo era totalmente lleno de paz y tranquilidad, mi cámara colgada al cuello, que a veces cambiaba a mi mano,porque el cordón aunque ancho, era incomodo por el peso de la cámara.Paseaba,miraba a la lejanía,el pequeño pueblo donde se había quedado mi coche aparcado, y me encantaba aquel silencio,solo roto a veces por los pajaros de las llanuras, y por los clics de mi cámara, reflejando el brillo del sol y las sombras del bosque al mismo tiempo.Cuando termine de caminar sobre las sombras de los arboles, el fresco ya se sentía sobre mi piel, lo que me obligo a ponerme la chaqueta que anteriormente llevaba anudada a mi cintura.Puse mi cámara en el suelo,me senté sobre una piedra que había en la parte derecha del camino,y volví a coger mi cámara,esta vez ya encendida, sobre mi mano,apunte hacia el horizonte por donde los colores del día ya comenzaban a bajar de intensidad azul,y se convertían en colores mas naranjas.Sinceramente no sabia muy bien que hacia allí,pero tampoco tenia ganas de volver a casa, era la primera vez en mucho tiempo que estaba muy a gusto en un lugar donde mis pensamientos no solo eran fotográficos sino también personales.

El naranja, se iba convirtiendo en el rojo,y todavía debía llegar a por mi coche,así que debía despertar de aquella armonía, para volver al ruido,al ajetreo y a las luces de la ciudad, donde las estrellas solo se veían de una en una,y alejadas entre si.Todavía quedaba sol para que el mágico atardecer estuviera en auge,y si llegaba a tiempo al mar, seria sin duda, un día mas de disfrutar de aquella mágica sensación de paz interior frente al gigante azul.

Apresure mis pasos, mientras me acompañaba el sol lentamente hacia su descanso, como si me estuviese esperando, como si supiera que iba a su encuentro para la despedida,cogí el coche,y en diez minutos que se me hicieron largos,estaba frente al mar y frente aquel cielo de un rojo intenso y precioso,mi cámara y yo nos despedimos nuevamente de el, dejando plasmados en mi tarjeta de memoria,la intensidad de aquella despedida...

jueves, 1 de noviembre de 2012

Sentada en una piedra junto al río...


En aquel riachuelo por el que el agua pasaba,tenue y casi silenciosa,la claridad del agua era fantástica,le hice algunas fotos, a veces,no tan espectaculares como las de los lugares donde las cascadas y salidas naturales de los ríos y riachuelos,dan unas fotografías que gustan mas,pero igualmente hermosas,quizás por la quietud que trasmitía el correr de aquella agua,cristalina,fresca y clara.
Me senté en  una de las piedras de los alrededores, lo necesitaba después de la caminata,y es que hoy ,me había propuesto aquella ruta de senderismo,que tanto tiempo llevaba sin visitar,y que invitaba a pasear y reconocer los colores del otoño, en cualquier rincón.Sin duda,no me había defraudado, como entonces, cuando hace ya siete años, la había hecho por primera vez,y me inundo al visitarla, un profundo bienestar,regado con una paz interior, y que invitaba sin dudarlo, a la reflexión.Así que, allí estaba,mirando pasar el agua y tratando de recordar épocas pasadas.
Mi cámara descansaba al igual que yo,mi compañera de viaje también necesitaba aquella paz, después de tantos clics.
Había dos puntos de aquel riachuelo,que también eran hermosos,con varias cascadas naturales,y en el que el paso del agua era quizás,el preámbulo de la llegada a la civilización, ya que estaban próximas al camino de vuelta a casa,y donde el trafico de los excursionistas de la zona, y el ir y venir de vehículos hacia el campo era un cuentagotas continuo.Allí junto a la bravura de sus aguas,se entremezclaba también, el rugido de los coches, que pasaban a bastante velocidad, contando con que el trafico era menos fluido, escuchando a veces, el frenar de los mismos, de forma violenta al encontrarse en el camino con otro vehículo, que viajaba de forma mas tranquila, en la misma dirección.

Pero a mi todavía me quedaba llegar a aquella zona,y mientras lo hacia caminando despacio, y observando,los colores de los arboles, acompañaba al mismo tiempo,el camino del agua, como si no quisiera que aquel silencio, se terminara nunca.Mi interior estaba en paz, la tranquilidad era absoluta,escuchaba los pajaros,el crujir de los arboles, y el sonido de las ramas, que se movían con la suave brisa del otoño.En fin,un autentico día ,para utilizar en el futuro, no solo por lo maravilloso de sus fotografías, sino que me serviría de terapia para el estres de la ciudad,los días en el que los nervios te hacen dudar si vivir en ella, o largarte de allí hacia un lugar tranquilo,como aquel.Utilizo esos lugares para formar esquemas en mi mente, fotografío los lugares en mi cabeza, y cierro los ojos y los siento allí donde este, me sirve de terapia contra ese mal llamado estres,que en mi opinión personal no es mas que una clausula en la lucha diaria, que nos lleva al desanimo y a el nerviosismo.

Termine mi recorrido en aquellas cascadas,hice unas cuantas fotos allí también, me encanta igualmente ese lugar, aunque como dije antes es preámbulo de la vida ajetreada de la ciudad.Las fotos quedaron estupendas,y mi paz interior renovada nuevamente...