jueves, 1 de noviembre de 2012

Sentada en una piedra junto al río...


En aquel riachuelo por el que el agua pasaba,tenue y casi silenciosa,la claridad del agua era fantástica,le hice algunas fotos, a veces,no tan espectaculares como las de los lugares donde las cascadas y salidas naturales de los ríos y riachuelos,dan unas fotografías que gustan mas,pero igualmente hermosas,quizás por la quietud que trasmitía el correr de aquella agua,cristalina,fresca y clara.
Me senté en  una de las piedras de los alrededores, lo necesitaba después de la caminata,y es que hoy ,me había propuesto aquella ruta de senderismo,que tanto tiempo llevaba sin visitar,y que invitaba a pasear y reconocer los colores del otoño, en cualquier rincón.Sin duda,no me había defraudado, como entonces, cuando hace ya siete años, la había hecho por primera vez,y me inundo al visitarla, un profundo bienestar,regado con una paz interior, y que invitaba sin dudarlo, a la reflexión.Así que, allí estaba,mirando pasar el agua y tratando de recordar épocas pasadas.
Mi cámara descansaba al igual que yo,mi compañera de viaje también necesitaba aquella paz, después de tantos clics.
Había dos puntos de aquel riachuelo,que también eran hermosos,con varias cascadas naturales,y en el que el paso del agua era quizás,el preámbulo de la llegada a la civilización, ya que estaban próximas al camino de vuelta a casa,y donde el trafico de los excursionistas de la zona, y el ir y venir de vehículos hacia el campo era un cuentagotas continuo.Allí junto a la bravura de sus aguas,se entremezclaba también, el rugido de los coches, que pasaban a bastante velocidad, contando con que el trafico era menos fluido, escuchando a veces, el frenar de los mismos, de forma violenta al encontrarse en el camino con otro vehículo, que viajaba de forma mas tranquila, en la misma dirección.

Pero a mi todavía me quedaba llegar a aquella zona,y mientras lo hacia caminando despacio, y observando,los colores de los arboles, acompañaba al mismo tiempo,el camino del agua, como si no quisiera que aquel silencio, se terminara nunca.Mi interior estaba en paz, la tranquilidad era absoluta,escuchaba los pajaros,el crujir de los arboles, y el sonido de las ramas, que se movían con la suave brisa del otoño.En fin,un autentico día ,para utilizar en el futuro, no solo por lo maravilloso de sus fotografías, sino que me serviría de terapia para el estres de la ciudad,los días en el que los nervios te hacen dudar si vivir en ella, o largarte de allí hacia un lugar tranquilo,como aquel.Utilizo esos lugares para formar esquemas en mi mente, fotografío los lugares en mi cabeza, y cierro los ojos y los siento allí donde este, me sirve de terapia contra ese mal llamado estres,que en mi opinión personal no es mas que una clausula en la lucha diaria, que nos lleva al desanimo y a el nerviosismo.

Termine mi recorrido en aquellas cascadas,hice unas cuantas fotos allí también, me encanta igualmente ese lugar, aunque como dije antes es preámbulo de la vida ajetreada de la ciudad.Las fotos quedaron estupendas,y mi paz interior renovada nuevamente...

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