sábado, 22 de octubre de 2011

Lucha y Sentimientos...


Las ciudades, nos ofrecen todas las comodidades en nuestra vida diaria, los centros de ellas, tienen todo lo necesario para darnos los recursos mas significativos que podamos necesitar en cada momento.Pero la ciudad también es vida,actualidad, y esta llena de recursos bonitos, y que a través de las fotografías, son capaces de transmitir nostalgias, sentimientos, y recuerdos.

Y eso era precisamente lo que buscaba en aquella mañana de otoño.Historias donde los sentimientos se pudieran fotografiar, y lo encontré, sin duda, que lo encontré.Como ya os he contado muchas veces, mi ciudad, tiene mar, montaña, y lugares actuales llenos de sentimientos. Así que hacia cualquier rincón que dirigiera mi cámara, me iba a encontrar diferentes sentimientos que mostrar.Gente paseando, niños de la mano de sus papas,otros trabajando,en definitiva, una ciudad.Y allí estaba, aquella mujer, vendía en un puesto, su verdura que ella misma plantaba y cosechaba.Rosa, había tenido una vida nada fácil, se quedo sola cuando su marido se fue, y quedo con cuatro hijos,bien pequeños.Tenia su casa en la ciudad, pero la tuvo que vender para poder salir adelante,y se traslado a las afueras de la ciudad, a una casita de campo, que alquilo al principio, y mas tarde, pudo comprar con mucho esfuerzo.

Su huerta desde entonces nunca dejo de producir, patatas, tomates, lechugas, judías verdes, maíz, tenia un montón de cosas, en aquel huerto, del que estaba enamorada, ya que sirvió a sus hijos para poder subsistir, y para ella, eso era lo mas importante.Por supuesto, ellos habían ya crecido, y sentía el orgullo de poder decir que tenia un hijo abogado, otro medico y sus niñas, trabajaban en el cuidado de personas mayores, haciéndose cargo de una residencia, siendo una de ellas la dueña de la misma.
Las lágrimas le corrían por el rostro cuando hablaba de ellos, significaba mucho ese fin,ya que todas esas penalidades que ella había pasado, era el bienestar del futuro de sus hijos, y Rosa decía que se podía marchar contenta en cualquier momento, porque había cumplido ya su misión en la vida.Sus hijos la adoraban, se cansaban de repetirle , que ya estaba bien de vender verdura, que no podía seguir día tras día con lo mismo.Pero ella seguía trabajando su huerto como el primer día,y vendiendo su verdura en su pequeño puesto.Para ella esa era su vida, y no podía cambiarla.La visitaban a diario, la llevaban al medico cuando era necesario, ahora les tocaba a ellos, hacer el esfuerzo.Las fotografías que tome de esa maravillosa familia, fueron estupendas, la verdad que Rosa, a la que conozco muy bien, y sus hijos, siempre me dieron un lugar en su casa y en su corazón, y para mi eso es muy grande.

Aprender a compartir sentimientos, me lo enseño Rosa, a profundizar en las cosas, y a ver lo positivo de todo lo que ocurre en la vida de cada uno.Hay que pensar que las cosas pasan por algo...
Busca tu también tu camino, quien sabe si pronto algo bueno va a ocurrir y debes estar preparad@...
Gracias por tu visita, y si te apetece comenta los relatos, para mi es muy gratificante saber que es lo que te parecen.Un saludo!!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una vida dedicada a sus hijos y por supuesto sus hijos saben reconocer sus esfuerzo acompañándola en su atardecer.
Un relato fantástico y muy tierno!

Isabel dijo...

Me encanto el relato de la vida de Rosa. Es un ejemplo a seguir...
Orgullosa se debe sentir de los hijos que crio, y cuando se hace con esfuerzo, el resultado se disfruta mas.
Felicitaciones por la manera tan bella de relatar la vida de esta mujer fantastica.