jueves, 18 de agosto de 2011

Un diario, para el día siguiente...



Siempre he pensado que escribir un diario, era una buena idea, poder plasmar sentimientos, es importante, pero la verdad es que nunca comencé a hacerlo,llevaba varios días con la idea en la cabeza,baje y me compre uno en la librería de la esquina. Comencé con ganas, jajaja, pero solo puse el nombre,cuando pase pagina, me quede pensando que para poder escribir, hay que saber que quieres transmitir, aunque nadie lo lea, como es el caso de un diario personal.Con lo cual, cerré y mire mi cámara, llevaba toda la mañana quieta, encima del mueble del salón  esperando pacientemente, la hora de salir, así que cogí las llaves, la mochila, y mi fiel amiga.Hacia calor todavía,  pero no con la intensidad del mediodía, y salí calle abajo, en dirección a la estación del tren.



Cuando llegue, había un montón de gente en el anden, gente de otros lugares, turistas, y trabajadores que volvían a sus casas, después de la jornada laboral.Me senté en un banco, la verdad es que no tenia prisa por coger el tren, así que iba a dejar que toda aquella gente se marchase.Media hora después,me subí en el siguiente tren que llego, iba en dirección al mar, y esa era mi meta.Un cuarto de hora mas tarde," llegamos a la marina", un lugar precioso y donde las fotos tienen una magia distinta, sus atardeceres, son únicos, y la luna, se ve preciosa en las noches. Salí de la estación, preparada con mi amiga, para ponernos a trabajar en cualquier momento,el lugar era inesperado, y había que estar alerta, gentes de cualquier lugar del mundo se mezclaban con los nativos, llenando el lugar de color y cultura. Músicos, actores, mimos, un sinfín de ingenio, que deje plasmado en mi cámara.
Llegue a la playa, y mi mente se quedo en blanco, la puesta de sol era lo mas bonito que yo había visto, y desde luego ya había visto una cuantas, me llevo a otro lugar, era como si fuese subida en los hilos de las nubes que se veían en el horizonte,hacia el infinito, entonces soñé, hice fotos increíbles, el dorado del mar, el amarillo de la arena, el azul del cielo, el oro del agua, y el rojo del horizonte, era algo sublime, que a veces no somos capaces de valorar, y nos perdemos en destruir.
Después de aquella sesión de fotos, me fui caminando tranquila, con una paz interior, que jamas imagine.
Cogí el tren de vuelta , y me quede dormida, desperté en la estación, y llegue a casa con la sensación de un trabajo bien hecho,unas imágenes preciosas, y prometiendo que volvería aquel sitio que me produjo, una sensación de libertad.


¿Tienes una historia parecida?, ¿Vives al lado del mar?. Déjame tu relato lo publicare o tu comentario,gracias por haber venido.Un saludo!!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cada dia una experiencia alucinante...excelente amor!!!!