Cogí mi cámara, ese año estaba dispuesta a hacer el camino, hasta el final, la grandeza de lo que me esperaba ni yo misma la sabia.
Mochila, botas, pantalones cortos y camiseta, un abrigo para las noches, y un poco mas de ropa para los días de ausencia. Mire el mapa, ufff!! eran muchos kilómetros por recorrer, pero estaba dispuesta a todo.
Mi viaje comenzo en tierras manchegas, la llanura de sus campos llenos de trigo, ya me indicaban que algo bueno iba a sacar de todo esto.El calor era muy intenso, así que pasando un pueblo, me dirigí a una fuente, me refresque y a seguir camino, mi cámara y yo, teníamos muchas cosas por vivir, nos marcamos una ruta, había que cumplirla, o la noche nos cogería por sorpresa en la mitad, ya se iba oscureciendo el cielo, los clicks de mi cámara se oían continuamente, pero es que nada se podía perder, todo era para recordar.Llegamos al albergue, esa noche descanse como nunca, feliz, alegre y con la sensacion de que todo era nuevo para mi y había que vivirlo.
Al día siguiente caminamos, mas allá, el verde se dejaba entrever a lo lejos, pronto las montañas y los ríos estarían en nuestra visión de fotografía, y así fue, después de dos días mas de ruta, el verde era nuestro, montes, ríos, riachuelos, manatiales, y sombras en las que protegerse del sol, nos ofrecían la calidez de las imagenes el sonido de los pajaros, y algún que otro animalillo del bosque.
Después de subir montañas, andar caminos, recorrer pueblos, conocer a gentes maravillosas, hospitalarias y solidarias, mi cámara y yo, llegamos a nuestro destino, ¡ Impresionante, mágico, único!,pero sobre todo, cumplido, y descansamos de vuelta, con las únicas armas con las que partimos, una mochila, ella, y yo.
Y con la satisfacción de haber conocido un trocito de la gran tierra que tenemos, y que a veces destruimos.
Déjame tu comentario, haz el camino conmigo, y déjame tus sensaciones para que no queden en el olvido.
Un saludo!!
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